POR LAS CALLES DE MADRID


POR LAS CALLES DE MADRID

  BRYAN GUTIÉRREZ ECHEVARRÍA

Estudiante de la FOM Toledo

Curso 2018






Junto a los estudiantes de la Fundación José Ortega-Gasset Marañón, en nuestra primera semana de clases, visité una de las grandes capitales de Europa, Madrid. La ciudad cuenta con un sin número de monumentos y atracciones turísticas. Acorta la respiración por lo activa, moderna y viva que es, también por sus olas de calor, que, aunque incomodas, no impidieron que disfrutáramos de toda la belleza que Madrid atesora y de su oferta cultural.

Salimos el 14 de septiembre de Toledo, la ciudad Imperial, para dar comienzo a lo que sería un día de buen tiempo y sol en Madrid. Primero nos aventuramos a visitar uno de los edificios de mayor valor dentro del patrimonio nacional de España, y que también pertenece al patrimonio de la humanidad, hablo del Palacio Real, la residencia oficial del rey de España. Muchas de las zonas son reservadas, pero otras como: la armería Real, el comedor de gala, la sala de la corona y el salón del trono son habitaciones del Palacio que podrás explorar, escuchar y aprender sobre, pero ojo, sin tomar fotografías, pues lastimosamente está prohibido.



Dato curioso: El Palacio Real cuenta con 2,000 salas. ¡Impresionante!





Al culminar la visita al Palacio, se realizó un recorrido en autobús a distintos puntos de interés de la ciudad. La Gran Vía fue uno de esos primeros puntos. Es una de las principales calles de Madrid, es lo que algunos llaman el corazón de la capital. La famosa calle parecía no tener fin, eran demasiados los bares, café-teatros, restaurantes, cines y tiendas de ropa que le rodeaban distinguiéndose de las demás. Algo si os digo, cuidado al cruzar, el trafico suele ser muy pesado en esa parte de la ciudad.

El autobús se detuvo en la Plaza de España, de ahí caminamos a un restaurante llamado Topolino, de buena calidad y con un ambiente agradable, donde la comida era exquisita y se podía comer de todo, desde platos calientes, siendo la paella de mariscos la favorita de la mayoría, hasta una gran variedad de ensaladas, frutas y sabrosos postres. Mientras comíamos juntos como toda una familia Toledana que somos, compartíamos opiniones sobre el Palacio y de cómo había sido el viaje hasta ese momento, y que nos parecía Madrid en el poco tiempo que llevábamos recorriéndola.

Al dar gracias por la comida que habíamos ingerido ese día, continuamos explorando la ciudad, admirando su diversidad arquitectónica que parecía tocar el cielo y ampliaba la capital. Visitamos la Puerta del Sol donde está ubicada la Placa del Kilómetro Cero, placa que señala las seis carreteras radiales nacionales y a la que turistas toman cientos de fotos diariamente. Al caminar por la plaza, no pudimos contener las ganas de fotografiarnos frente a la estatua del Oso y el Madroño. La estatua es símbolo de las armas heráldicas de Madrid. Es muy peculiar y llama la atención de los visitantes, pero muchos desconocen su origen.

Para leer más acerca de la estatua hacer clic aquí.

También caminamos por la Plaza Mayor de Madrid. Ambas plazas mencionadas son muy grandes y con gran cantidad de comerciantes de antigüedades, y son lugares en donde las fotos grupales son imprescindibles para el baúl de los recuerdos.

La tarde comenzaba a sentirse progresivamente más pesada, pero en nuestra andanza entramos a un lugar llamado Jardines de Sabatini. Allí pudimos descansar por algunos minutos, charlar, y por supuesto, posar para la cámara para que nuestra aventura fuera un recuerdo persistente. El lugar es un oasis de esplendoroso verdor. El aire era fresco, el calor era mucho menos que el insoportable de las calles de Madrid, y el silencio nos permitía pensar y agradecer en voz baja a la familia y a la Fundación, y a todos aquellos que nos ayudaron, a mi y a mis compañeros, a poder vivir ese tipo de experiencias que parecían estar muy lejos de nuestra realidad cuando se idealizaban. 

Dato curioso: Madrid es una ciudad que se caracteriza por sus veranos calientes, ¡y vaya calor que hacía!

Cuando la tarde comenzaba a caer toco despedirme de la capital del encanto y de la alegría. Al llegar a Toledo aún podía escuchar el bullicio de las calles pidiéndome volver a la ciudad y continuar aventurando por ella. Quedo mucha naturaleza, arte, historia y ambiente animado por explorar.

Madrid es una ciudad para conocer.

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