Flipando en colores
FLIPANDO EN COLORES
Por: Keven José Amaro Soto
Universidad Interamericana de Puerto Rico
Recinto de Ponce
Los españoles
poseen un dialecto bastante peculiar, tanto así que “flipas”. Los
hispanohablantes coinciden en la verbalización del idioma español, pero
difieren en el sinfín de jergas y lenguajes que los distinguen por cada rincón
del mundo. En el verano de 2021, visité al país vecino de Puerto Rico, la
República Dominicana. Los planes propuestos por mi familia para visitar el
territorio domicano no fluían como esperábamos, pero de todas formas logramos
arribar al famoso “teteo” en Punta Cana. El propósito de aquel viaje era
celebrar la obtención de mi Grado Asociado en Tecnología en Ciencias Ópticas.
La celebración cobró vida al instante de tocar el reinaugurado, Hotel Grand
Sirenis, en Punta Cana.
No obstante, en ocasiones mi mente ha sido invadida por
la pregunta ¿destino o casualidad? Gracias a las casualidades del destino,
conocí a quiénes hoy llamo mis amigos españoles. Justamente, el día que llegué
a Punta Cana, un grupo de jóvenes de la región de Cataluña se manifestaban
alegres por el comienzo de sus merecidas vacaciones… Mientras transcurría el
día, podía verlos disfrutando de las instalaciones del hotel, los extravagantes
bufetes de comida y la perfecta compañía de la playa. Al llegar la noche,
coincidimos en espectáculo de bailes; intercambiamos palabras y nos enteramos
que la razón de vacacionar en Punta Cana era la misma, celebrar nuestras
graduaciones. En ese instante, iniciamos la amistad que hasta el sol de hoy
conservamos. Me resultó un poco loco escuchar el distinguido acento castellano,
más el catalán. Rápido surgieron las comparaciones y el “cantao” puertorriqueño
que según ellos, así se escucha mi acento boricua. Para entrar en detalles, la
primera vez que escuché el término “flipar”, claramente “flipé” en colores por
la idea desconocida que oscilaba por todo mi ser al haber escuchado esa
palabra. No se hizo esperar mi pregunta retórica sobre la definición de aquel
término. Intentaron explicarme el significado de mil formas y no podía
comprenderlo hasta que contrastaron la expresión con el hecho de alucinar.
De modo alucinante pasaron siete días en
un abrir y cerrar de ojos, las vacaciones terminaron y cada quién debía
regresar su destino de origen. La comunicación entre nosotros nunca cesó y fue
creciendo el vínculo de una semana que habíamos creado. El pasado, 10 de
febrero de 2023, visité la región de Cataluña y pude reencontrarme una vez más
con mis amigos españoles.
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