Ávila, Salamanca y un Regreso Inesperado a la FOM...

Ávila, Salamanca y un Regreso Inesperado a la FOM...                                       Jeidymarie Arroyo Caraballo


Durante el último viaje que he realizado con la Fundación Ortega Marañón, tuve la oportunidad de visitar dos hermosas ciudades: Ávila y Salamanca. Previo a este viaje, debo admitir que no sabia mucho de ninguna de las dos ciudades, y fui a ellas completamente sin expectativas. Sin embargo, en Avila tuve la oportunidad de probar las famosas yemas por las que son reconocidos (Las cuales honestamente no me encantaron, pero lo importante es que probé algo nuevo!). Pero lo que realmente me dejo sin palabras fue en la majestuosa capital de Salamanca donde viví momentos que quedaron grabados en mi memoria para siempre.

Comenzamos nuestro viaje en Ávila, una ciudad encantadora que se caracteriza por su impresionante muralla medieval. Caminar por sus calles empedradas y contemplar muralla que rodea la ciudad nos transportó a una época pasada y fue una experiencia muy interesante y enriquecedora. 
Luego, hicimos una pequeña parada a un restaurante en donde nos estiramos del largo viaje que habíamos hecho en el bus y poco después llegamos a nuestro hotel en Salamanca, la joya de este viaje. No puedo evitar expresar mi profundo amor por esta ciudad. La Plaza Mayor de Salamanca es un lugar mágico, y lo recuerdo con mucho cariño porque me trajo recuerdos a Madrid, una ciudad que me pone muy nostálgica ya que ha sido el primer lugar de España que he visitado junto a mis padres. Pero de las cosas que más me cautivó de Salamanca fue el atardecer que presencié en el Puente Romano junto a Jania!
Los colores anaranjados y dorados del sol que se reflejaba en el río Tormes, y las luces comenzaban a parpadear en la ciudad mientras el día pasaba a la noche. La vista era simplemente impresionante, y no pude evitar sentir una profunda conexión con esta ciudad. Fue un momento de paz y asombro que siempre atesoraré.
Además, visitar la Casa de Lis en Salamanca fue una experiencia enriquecedora. Este museo tenia una decoración en si muy impresionante ya que era mucho arte en vidrio a colores lo cual me cautivo inmediatamente y me motivo a comprar las taquillas. Estuvo muy interesante y pude ver arte expresado de todas formas como: ropa, figuras de cerámica, figuras de vidrio, etc.
Sin embargo, mi viaje no estuvo exento de imprevistos. Después de disfrutar tanto de Salamanca, una noche, mientras intentaba sacarme una lentilla, me rasgué el ojo, lo que resultó en una inflamación facial inesperada. A pesar de este incidente, la calidez y la amabilidad de las personas de la FOM me hicieron sentir cuidada y atendida. La atención médica que recibí en Toledo también fue excepcional, y esta experiencia también dejó una huella en mi corazón, mostrándome la importancia de la solidaridad y el apoyo en momentos difíciles.
En resumen, mi viaje a Ávila y Salamanca fue una experiencia inolvidable. Ávila me sumergió en la historia, mientras que Salamanca me enamoró con su belleza y la llegada de vuelta a Toledo me mostró la importancia de la comunidad en momentos difíciles. Este viaje me recordó que las experiencias inesperadas, tanto las positivas como las desafiantes, son las que enriquecen nuestro viaje a través de la vida.






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